“En aquellos días, los apóstoles realizaban muchas señales milagrosas y prodigios en medio del pueblo”. (Hechos 5:12)
El tema principal de este Domingo de la Divina Misericordia se centra en la misericordia de Dios que ha permitido que su divino Hijo unigénito Jesucristo sufriera, muriera y resucitara para obtener para nosotros los seres humanos la gloria de la vida eterna.
El Domingo de la Divina Misericordia se basa en la devoción a la Divina Misericordia que una hermana polaca Santa Faustina Kowalska informó como parte de su encuentro con Jesucristo y está asociado con promesas especiales del Señor Resucitado y las indulgencias emitidas por la Iglesia. Santa Faustina anotó en su diario indicando que el Señor le dijo: “Sí, el primer domingo después de Pascua es la Fiesta de la Misericordia, pero también deben haber obras de misericordia, que deben surgir del amor a Mí. Debes mostrar misericordia a tu prójimo siempre y en todas partes y no debes retraerte de hacer esto o tratar de absolverte de ello" (Diario 742). Cristo también le dijo: "El alma que se confesará y recibirá la Sagrada Comunión obtendrá completo perdón de los pecados y de las penas” (Diario 699), especialmente “en la Fiesta de Mi Misericordia” (Diario 1109). El Papa San Juan Pablo II agradeció a Sor Faustina que el 30 de abril de 2000 la canonizó y designó oficialmente el domingo después de Pascua como Domingo de la Divina Misericordia.
Misericordia significa un acto de bondad, compasión, favor, benevolencia o tolerancia que se muestra hacia un ofensor, un enemigo u otra persona que está en nuestro poder para perdonar una ofensa. Recuerdo una historia sobre una madre que rogaba a un emperador la clemencia para su hijo cuya ofensa merece la muerte. Ella le dijo al emperador: “Yo no pido justicia. Pido misericordia. El emperador respondió: "Pero, él no merece misericordia". “Señor”, exclamó la madre, “no sería misericordia si él la mereciera, y misericordia es todo lo que pido”.
Nadie es más misericordioso que nuestro Padre Celestial quien es verdaderamente “Dios de eterna Misericordia”. “Su misericordia es para siempre” (Salmo 118). Cada vez que celebramos la semana santa, el triduo pascual, la gloria pascual y todas las misas y sacramentos, Dios nos da su divina misericordia.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a apreciar la misericordia de Dios quien ha permitido que su Hijo unigénito Jesucristo sufriera, muriera y resucitara para obtenernos la gloria de nuestra salvación.
¿Cómo podemos practicar y promover la misericordia divina a través de todos los sacramentos, las obras de misericordia corporales y espirituales?