“Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo." (Lucas 10:27)
El tema principal de este 15º Domingo del Tiempo Ordinario se centra en el primero de los dos grandes mandamientos de Jesucristo que resumen las “613 Mitzvot = mandamientos” de la Ley de Moisés, que se conoce como el “Shema Yisrael” = “Oye, Oh Israel" en nuestra vida cristiana. Cristo quiere que primero amemos a Dios con todo nuestro corazón, con todo nuestro ser, con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra mente, y segundo que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Si hacemos esto, no pereceremos, sino que viviremos.
“Shema Yisrael” son las dos primeras palabras de una sección de la Torá (la enseñanza, la dirección, la guía y la ley de los primeros cinco libros de la Biblia hebrea también conocida como el Pentateuco) y son el título de una oración que sirve como parte central de los servicios de oración matutinos y vespertinos judíos. El primer versículo resume la esencia monoteísta del judaísmo: "Escucha, oh Israel: el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR es uno." (Deuteronomio 6:4). Debido a que “Shema” es la esencia, el núcleo de la fe judía, se enseña a todos los niños judíos y todos los judíos practicantes lo recitan al menos dos veces al día.
Sabemos que Jesús era judío étnicamente, culturalmente y religiosamente, y que el cristianismo y la verdadera salvación viene de los judíos (Juan 4:22), por lo tanto, “Shemá” es también un dogma de la fe cristiana.
Nuestra profesión de fe comienza con Dios, porque Dios es el primero y el último, el principio y el fin de todo (CIC #198). La afirmación de “Dios es uno” o “Creo en un solo Dios” inicia el Credo Niceno-Constantinopolitano. La confesión de la unidad de Dios, que tiene sus raíces en la revelación divina de la Antigua Alianza, es inseparable de la profesión de la existencia de Dios y es igualmente fundamental. Dios es único; hay un solo Dios: “La fe cristiana confiesa que Dios es uno en naturaleza, sustancia y esencia” (CIC #200). A Dios le debemos todo. Por lo tanto, “Shemá” nos recuerda que debemos amar a Dios con todo nuestro ser.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a concretar el “Shema” de amar a Dios sobre todo y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas para glorificar a Dios.
¿Cómo podemos amar a nuestro Dios ayudando a las personas que nos rodean?