“En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra." (Lucas 10:38-39)
El tema principal de este 16º Domingo del Tiempo Ordinario se centra en la importancia de la hospitalidad en nuestra vida cristiana. La palabra "hospitalidad" proviene de la palabra latina "hospes", que significa "anfitrión", "huésped" o "extraño". Por lo tanto, por asociación, la palabra latina “hospital” significa una habitación para huéspedes, alojamiento para huéspedes, una posada. La hospitalidad implica dar la bienvenida a un invitado, un visitante o un extraño y ofrecerle comida, refugio y seguridad. Es la forma en que las personas tratan a los demás, una relación cordial entre un invitado y un anfitrión, donde el anfitrión recibe al invitado con honor, respeto y buena voluntad, brindándole comida, comodidad, entretenimiento y seguridad.
En el Antiguo Testamento, la Ley de Moisés a menudo prescribía u ordenaba a los israelitas brindar gran hospitalidad a los extranjeros o huéspedes, tratándolos con dignidad y respeto como se menciona en los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, Deuteronomio, Jueces, Proverbios y Zacarías. Esto se debe a que Moisés y los israelitas reconocen que ellos también fueron una vez extraños o forasteros en una tierra extranjera.
En el Nuevo Testamento, Cristo amplía el significado de prójimo para incluir extraño, forastero, visitante o huésped, para que sea tratado con hospitalidad y ayuda como hemos escuchado en la Parábola del Buen Samaritano del domingo pasado. Así que, el Papa San Juan Pablo II declara: "Sólo aquellos que han abierto su corazón a Cristo pueden ofrecer una hospitalidad que nunca es formal o superficial, sino que se identifica con la 'dulzura' y la 'reverencia'".
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a practicar y mostrar hospitalidad a nuestros huéspedes, extraños, visitantes, amar a Dios sobre todo y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas para glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a practicar la hospitalidad auténtica escuchando primero a Dios en oración y adoración, leyendo la Biblia y reflexionando para responder y servir a los demás para cumplir la voluntad de Dios?