“Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos". (Lucas 11:1)
El tema principal de este domingo 17 del tiempo ordinario se centra en la importancia de la oración en nuestra vida cristiana y explora algunos aspectos de la oración: (1) el poder de la oración de intercesión, (2) la oración ideal, que es el Padrenuestro, (3) la necesidad de persistencia y perseverancia en la oración, y (4) la importancia de orar con fe confiada y audacia.
Muchas personas tienen conceptos erróneos acerca de la oración. Piensan que la oración es como darle a Dios una lista de tareas, pedirle o insistirle en que cumpla sus deseos o expectativas que a menudo son poco realistas, narcisistas, egoístas e individualistas. Tal actitud o manera nunca es el significado correcto o la forma de una oración efectiva, porque la verdadera oración nunca está centrada en el ego o en uno mismo. Por el contrario, está siempre centrada en Dios, centrada en los demás, buscando el bien de todos y la mayor gloria de Dios sobre todo.
Santa Teresa de Ávila nos decía: “La oración no es más que una íntima amistad, un frecuente diálogo de corazón a corazón con Aquel por quien nos sabemos amados” (Santa Teresa de Ávila, “El Libro de su Vida," Capítulo 8). Por lo tanto, todo lo que hacemos debe apuntar a nuestra “conversación amistosa y sincera con Dios en la persona de Cristo”.
En el Antiguo Testamento hay varios ejemplos de oraciones de intercesión: Moisés, Esdras, Elías, Daniel, Nehemías… han orado por Israel (Éxodo 32:11-13, Esdras 9:6-15, I Reyes 18:36-37, Daniel 9:4-19, Nehemías 1:3-11). En el Nuevo Testamento también hay varios ejemplos de oraciones de intercesión: Jesús, Esteban, Pablo… han orado por la Iglesia (Juan 17:6-26, Hechos 7:60, Efesios 3:14-20, Filipenses 1:9-11, Colosenses 1:9-12).
La oración del Señor es la mejor oración de todas porque es enseñada por Cristo mismo. Jesús explica que si somos persistentes, perseverantes en nuestras oraciones, Dios seguramente contestará nuestra oración (Lucas 18:1-8). Además, si oramos con fe confiada en Cristo y Dios, nuestra oración será eficaz (Mateo 21:22, Marcos 11:22-24). Vemos las enseñanzas de Cristo sobre la oración en las lecturas de hoy.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SERVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a orar con persistencia y fe confiada por los demás, utilizando la mejor oración, el Padrenuestro, para amar a Dios sobre todo y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas para glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a dejar de lado todas las excusas, pero orar a Dios con fervor y constancia en todo momento, desarrollar la humildad, la generosidad, el agradecimiento, el aprecio y la persistencia en la oración?