“Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Juan 6:68-69).
El tema principal de este vigésimo primer domingo del tiempo ordinario enfatiza que las decisiones que tomemos en una crisis afectarán nuestras vidas. Una crisis es un punto de inflexión, un momento de decisión que determinará un rumbo o dirección futuros de nuestras vidas; es un momento de tamizar, separar y comprometerse con una elección. Por lo tanto, una crisis puede no solo ser un momento de preocupación frente al peligro percibido, sino también un momento de euforia frente a la oportunidad percibida.
La vida cristiana es una serie de elecciones diarias, ya sea a favor de Dios o en contra de Dios, cuando elegimos vivir o rechazar la Verdad que Él nos ha revelado a través de Sus profetas en el Antiguo Testamento y especialmente a través de Su Hijo unigénito Jesucristo en el Nuevo Testamento. La elección fundamental que hacemos durante una crisis determina cómo vivimos nuestras vidas, decidiendo a quién serviremos y, finalmente, formando en quiénes nos convertiremos.
Dios quiere que lo escojamos a través de Su Hijo unigénito Jesucristo. Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) LIDERAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a elegir a Dios para servirle, a arrepentirnos de nuestros pecados, a reflexionar sobre nuestra vocación de discipulado cristiano dinámico para vivir una vida santa para cumplir la voluntad de Dios y obtener nuestra salvación.
¿Cómo podemos convertirnos en auténticos discípulos cristianos para elegir y defender a Cristo y abrazar las enseñanzas de la Iglesia para enfrentar las dificultades en nuestras vidas para construir nuestra comunidad de fe?
Deseando a todos una semana bendita en el Señor.