“Hermanos: La palabra de Dios es viva, eficaz y más penetrante que una espada de dos filos. Llega hasta lo más íntimo del alma, hasta la médula de los huesos y descubre los pensamientos e intenciones del corazón.” (Hebreos 4:12).
El tema principal de este 28º Domingo del Tiempo Ordinario es la “Palabra de Dios”, que debemos escucharla, obedecerla y ponerla en práctica para lograr nuestra máxima y verdadera felicidad, la Vida Eterna.
Las lecturas nos recuerdan que debemos dar prioridad absoluta e incondicional a la Palabra de Dios y usar la virtud de la prudencia dada por Dios para buscar la verdadera sabiduría en lugar de las realidades que se desvanecen de la riqueza material o la influencia política y social. La “Palabra de Dios” es la verdadera Sabiduría de Dios, nada se puede comparar con ella. Cuando la poseamos, vendrá la verdadera felicidad y todo lo demás.
Por lo tanto, estamos llamados a dejar que la Palabra de Dios en todo su poder vital y eficacia nos desafíe. Cada vez que se proclama la Palabra de Dios, debe penetrar en nuestro corazón, confrontar nuestra vida, corregir nuestros valores, cuestionar nuestras metas y los medios por los que las alcanzamos, y exigir nuestro total compromiso, sacrificio y perseverancia para llevarla a cabo.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) LIDERAN a otros a Jesús. Los temas de hoy se centran en la Palabra de Dios, que es la Sabiduría de Dios que nos invita a una mayor felicidad con Dios y nos conduce a la vida eterna.
¿Cómo podemos escuchar la Palabra de Dios y practicar la Sabiduría de Dios siguiendo a Jesús en Sus términos, ayudando y acercándonos a otros compartiendo generosamente para disfrutar de la verdadera felicidad y paz?
Deseando a todos una semana bendita en el Señor.