“Si se mantienen firmes, conseguirán la vida." (Lucas 21:19).
El tema principal de este 33º Domingo del Tiempo Ordinario se centra en el “fin de los tiempos”, el “Día del Señor”, la “Segunda Venida de Jesús” en gloria como nuestro juez, Señor y Salvador al final del mundo y nos advierte sobre los últimos días, nuestra propia muerte y el gran juicio que enfrentaremos. Este tema del tiempo del fin puede asustar a algunas personas y causar mucho miedo e inquietud. Sin embargo, todos los que estamos vivos no podemos evitar encontrarnos con la realidad de nuestra muerte.
Recordé cuando el mundo se dirigía al año 2000, algunas personas estaban preocupadas por los problemas del Y2K de que la falla de la computadora causaría parálisis en todo el mundo. Los aeropuertos, las terminales de ómnibus, las estaciones de tren, los teléfonos celulares, las computadoras, las estaciones de TV y radio, los sistemas de defensa nacional, etc., todo se volvería defectuoso y causaría el caos. Algunas personas predijeron que grandes calamidades como grandes terremotos, poderosas tormentas, gigantescos tsunamis y severas sequías, grandes inundaciones como diluvios ocurrirían de nuevo, y que dos tercios de la población mundial perecerían.
De nuevo, también recordé cómo la gente predecía el fin del calendario maya, que fue el 21 de diciembre de 2012, sería el Fin del Mundo, porque después de esa fecha no había más registro en el calendario maya. Todos perecerían.
Ante el Fin del Mundo la gente reaccionó diferente. Algunas personas se asustaron mucho, se desilusionaron y se volvieron pesimistas. Se encerraron en su sótano con algunas provisiones de comida y agua potable pensando que podrían sobrevivir a las próximas catástrofes mundiales.
Otros festejarían y beberían como si no hubiera un mañana. Renuncian a sus trabajos y otras obligaciones para divertirse y obtener el último momento de "diversión" o "alegría" en la vida tanto como puedan antes de morir.
Sin embargo, la Iglesia, a través de las enseñanzas del Evangelio y de Jesucristo, pide a nosotros que seamos optimistas en lugar de pesimistas, que seamos prudentes en lugar de descuidadas, que estemos alegres en lugar de deprimirnos por el Fin de los Tiempos.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a reflexionar y prepararnos para el fin de los tiempos, a creer en la resurrección de los muertos, a arrepentirnos de nuestros pecados, a ejercer nuestra corresponsabilidad cristiana, a usar nuestro tiempo, tesoro y talentos para amar a Dios sobre todo y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, participando de las obras de misericordia, para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas para glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a prepararnos para el fin de los tiempos?