"Esto dice el Señor: "Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios". (Isaías 35:1-2)
El tema principal de este tercer domingo de Adviento se centra en nuestra preparación continua en alegría por la próxima llegada de nuestro Señor y Salvador Jesucristo a nuestro mundo y nuestras vidas. Hoy encendemos tres velas de Adviento para indicar que el cumpleaños de nuestro Señor se acerca rápidamente.
Hoy, tercer domingo de Adviento, también se conoce como “Domingo de Gaudete” porque la Misa de hoy comienza con la antífona del introito de apertura en latín: “Gaudete in domino sempter”, que significa “Regocijaos en el Señor siempre”, en referencia a la Carta de San Pablo a los Filipenses 4:4 y 5. Así, hoy encendemos la vela “rosada” y el que preside viste la vestidura rosada para simbolizar y expresar nuestra alegría por la próxima llegada del Señor.
El teólogo Santo Tomás de Aquino describe la diferencia entre alegría y felicidad. La felicidad significa nuestro completo bienestar. Es el fin último del hombre, la eterna contemplación de Dios, que es infinitamente bello y bueno. La felicidad es un acto del intelecto, que debe alcanzarse plenamente no en esta vida, sino en la siguiente. Además, la felicidad significa que nuestra conciencia es absolutamente segura y eterna, que estamos en una existencia perfecta en la posesión tranquila y segura de todo bien que es solo Dios.
La alegría, sin embargo, no es en sí misma una virtud, sino un efecto de la virtud de la caridad ("amor"). Cuando una persona está enamorada o participa en una obra de caridad, experimenta una alegría que no admite dolor, porque no es un acto de las facultades sensibles, p. gozar de la comida es una alegría, un gozo natural para Santo Tomás de Aquino, pero la alegría el gozo sobrenatural, del que se habla hoy, Domingo de Gaudete y en los Evangelios, es un acto del apetito intelectual conocido como voluntad, que nos regocijamos por el mismo Dios que es supremamente perfecto y bueno, y también nos regocijamos en nuestra participación en las obras misericordiosas de Dios.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a regocijarnos en nuestra preparación para la próxima venida de nuestro Señor Jesucristo, a arrepentirnos de nuestros pecados, a ejercer nuestra mayordomía cristiana, a usar nuestro tiempo, tesoro y talentos para amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, participando en las obras de misericordia, para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas para glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a compartir la alegría, el gozo de nuestra fe en Cristo con un testimonio personal en preparación para Su segunda venida?