"Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender." (Marcos 4:33)
El tema principal de este décimo primer domingo del tiempo ordinario trata de explicar el nacimiento y crecimiento del Reino de Dios en nuestras vidas y el gigantesco crecimiento de la Iglesia desde sus muy humildes comienzos. Ambos crecimientos son lentos y misteriosos, pero guiados por el poder del Espíritu Santo para cumplir la voluntad de Dios.
La primera lectura y el Evangelio de hoy se ofrecen a través de parábolas, que son “metáforas o símiles extraídos de la naturaleza o de la vida común. Una parábola es una forma literaria específica, contada con un propósito particular o ético para provocar el pensamiento y desafiar a los oyentes a una acción decisiva. Una parábola es un cuento corto, una narración simple, que ilustra una verdad universal. Esboza un escenario, describe una acción y muestra los resultados. Una parábola a menudo involucra a un personaje que se enfrenta a un dilema moral o que toma una mala decisión y luego sufre las consecuencias no deseadas.
Aunque el significado de una parábola a menudo no se declara explícitamente, no se pretende que esté oculta, sino que, por el contrario, es bastante sencilla y obvia. Las parábolas expresan un argumento abstracto mediante el uso de una narrativa concreta, de fácil comprensión. Cada parábola tiene dos niveles de significado: (1) el significado “literal”, que es directo y franco; y (2) el significado “tópico” o “figurativo”, que es indirecto e inferido. Además de brindar orientación y sugerencias para la conducta adecuada en la vida, las parábolas utilizan con frecuencia un lenguaje metafórico, lo que permite a las personas discutir más fácilmente ideas difíciles o complejas. A nuestro Señor y Salvador le encanta usar parábolas para enseñarnos la verdad del Reino de Dios.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) LIDERAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a reflexionar sobre nuestra vocación de discipulado cristiano dinámico para vivir una vida pura y santa para cumplir la voluntad de Dios y obtener nuestra salvación.
¿Cómo podemos cooperar en el crecimiento del reino de Dios y gobernar en nuestro corazón, cumpliendo Su voluntad con nuestra cooperación humilde y participación persistente?