El tema de este segundo domingo del tiempo ordinario es nuestra “vocación”. Dios llama a todos a ser testigos de Cristo, ayudándose unos a otros en Su nombre, usando sus dones, talentos y bendiciones únicos para servir a Dios, cumplir Su voluntad y así glorificar Su nombre. Las lecturas de hoy nos recuerdan nuestro llamado personal y corporativo a convertirnos en testigos de Jesucristo, el "Cordero de Dios" y a llevar una vida de santidad.
Una vocación (en latín: vocātiō) es un llamado a una ocupación a la que una persona se siente especialmente atraída o para la que está capacitada o calificada. Se refiere, en primer lugar, al "llamado" de Dios a un individuo o al llamado de toda la humanidad a la salvación, particularmente en la Vulgata y más específicamente a la "vocación" al sacerdocio o a la vida religiosa, que sigue siendo el sentido habitual. En el catolicismo romano que reconoce cuatro tipos de vocaciones: (1) matrimonio con una persona en particular, (2) vida santa soltera, (3) consagración como religioso y (4) ordenación al ministerio sacerdotal en la Iglesia.
La vocación requiere un proceso de maduración deliberada y decidida, donde cada día se acepta como una oportunidad para un compromiso renovado, una profundización de la fe y una mayor responsabilidad. Para que el crecimiento sea constante, santo y sano, se debe permitir que la Palabra de Dios hable y se refleje en todos los aspectos de la experiencia humana.
A veces, la Palabra de Dios planteará un desafío a una decisión, hábito o estilo de vida en particular, y proporcionará el ímpetu para el cambio y la conversión. En otras ocasiones, la Palabra de Dios ofrecerá consuelo, una fuente de valor y también de castigo cuando sea necesario.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) LIDERAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a reflexionar sobre nuestra vocación de discipulado cristiano dinámico para cumplir la voluntad de Dios y obtener nuestra salvación.
¿Cómo podemos cumplir nuestra vocación dando testimonio de Cristo en nuestra vida?