"Hermanos: Vivan siempre alegres". (1 Tesalonicenses 5:16)
El tema principal de este Tercer Domingo de Adviento (el "Domingo de Gaudete o Regocijo") es el gozo que experimentamos por la llegada de la salvación de Dios a la humanidad. Subraya el Adviento como una celebración de lo ya experimentado y aún por experimentar de la venida de Dios a la humanidad.
La única respuesta adecuada a esta profunda realidad es la "alegría", que con demasiada frecuencia se equipara erróneamente con ser "feliz".
La felicidad proviene de “sucesos” que emocionan, deleitan, agradan y divierten. Es de fuera y depende de factores externos. Sin embargo, la "alegría" viene de adentro. Penetra, impregna y persiste, a pesar de las circunstancias.
La “alegría” es un regalo que Dios despierta en nuestro corazón. El gozo surge cuando consideramos la gracia, la misericordia, el perdón y la asistencia de Dios en nuestra salvación, específicamente en el amor de Dios encarnado en las palabras y obras de Jesucristo.
El mismo Juan el Bautista salta desde adentro cuando su madre y la Virgen María se encuentran. La Virgen María está retratada con alegría exultante porque la era de la salvación ha llegado a suceder en ella. El anuncio del nacimiento de Jesús hace que pastores, magos y ángeles se regocijen. Jesús asegura a sus contemporáneos que los pecadores arrepentidos, no los justos, traen gozo al cielo, y asegura a los perseguidos por causa del reino de Dios que algún día compartirán un gozo que nunca se les podrá quitar.
El gozo como forma de vida es uno de los “desafíos” que Jesús demanda a sus discípulos. Él insiste en que tengamos gozo al saber que nuestras oraciones serán escuchadas como una de sus promesas.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) LIDERAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a regocijarnos y transformarnos en el AMOR de Dios para cumplir la voluntad de Dios y obtener nuestra salvación.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a imitar a Juan el Bautista para expresar de manera convincente y gozosa nuestra fe en Jesucristo y esperar su regreso?