“Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente”. (Mateo 10:7-8)
El tema principal de este undécimo domingo del Tiempo Ordinario se centra en nuestra comisión de ser enviados a evangelizar y transformar a otros con las “Buenas Nuevas” del amor, la misericordia, el perdón y la salvación de Dios a través de nuestro Señor Jesucristo. La evangelización es la identidad más profunda de la Iglesia para llevar la buena noticia del Evangelio a todos los que buscan el mensaje vivificante de la fe en Jesucristo. La evangelización se compone de 2 aspectos de nuestro discipulado cristiano, que son: catequesis y mayordomía.
La catequesis significa una educación en la fe de niños, jóvenes y adultos, que incluye especialmente la enseñanza de la doctrina cristiana impartida, en general, de manera orgánica y sistemática, con miras a iniciar a los oyentes en la plenitud de la vida cristiana (CIC #5). La catequesis nutre, forma y profundiza la fe que se recibe a través del ministerio de la Iglesia.
La mayordomía consiste en ejercer nuestro dominio dado por Dios sobre Su creación, reflejando la imagen de nuestro Dios creador en Su cuidado, responsabilidad, mantenimiento, protección y embellecimiento de Su creación. La mayordomía es una expresión de nuestro discipulado cristiano, arraigada en una relación personal con Cristo. Los buenos administradores comparten generosamente sus dones y bendiciones con los demás por el bien del Reino.
La Iglesia es misionera por su misma naturaleza. Su misión es evangelizar y proclamar la salvación de Cristo hasta los confines de la tierra. Como discípulos cristianos, somos responsables de evangelizar y promover nuestra fe católica en todos los aspectos de nuestras vidas. Cada uno de nosotros, en virtud de nuestro bautismo, está llamado a evangelizar el mundo, a vivir nuestra fe católica y a dar testimonio del Evangelio en nuestras familias, amigos, comunidades parroquiales y sociedad.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos recuerda nuestro encargo de evangelizar, seguir a Jesucristo más de cerca, arrepentirnos de nuestros pecados, ejercer nuestra corresponsabilidad cristiana, usar nuestro tiempo, tesoro y talentos para amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. participando en las obras de misericordia, cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas y glorificar a Dios.
¿Cómo podemos evangelizar, presentar activamente a Jesucristo en nuestra vida?