"Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad" (Efesios 1:1).
El tema principal de este decimoquinto domingo del tiempo ordinario nos recuerda nuestra vocación (llamado divino) y adopción como hijos y mensajeros de Dios con la misión de predicar la Buena Nueva de Jesucristo, dando testimonio del amor misericordioso y la salvación de Dios revelados a través de nuestro Señor y Salvador. Las lecturas nos invitan a examinar la calidad de nuestra resolución misionera (entereza, temple) mientras evaluamos la efectividad de nuestros métodos de evangelización para compartir los testimonios de nuestra fe, medidos en las virtudes y motivaciones como abnegación, paciencia, humildad, sencillez, fidelidad, coraje y perseverancia… como claves del éxito.
Hay dos estilos diferentes de evangelización y misión. Uno es conocido como (1) “un misionero institucional” como Amasías que la gente viene a él y lo busca. El otro es conocido como (2) “un misionero itinerante” como Amós, Jesús y discípulos que salen a buscar al pueblo perdido y pecador de Dios, ayudándoles a volver a Dios.
Todos los evangelizadores misioneros son llamados y enviados por Dios para enfrentar la injusticia, la falta de autenticidad y la infidelidad, para anunciar las buenas nuevas del amor misericordioso de Dios y la gracia divina del perdón a los pecadores, y para ser como sacramentos vivos del amor de Dios, para nutrir y evocar conciencia a las personas, criticar al mundo y promover la visión del reino de Dios con los valores del Evangelio.
Como discípulos dinámicos de Jesucristo, estamos llamados a participar activamente en nuestra misión de evangelización en nuestras vidas. Así, el tema principal de nuestras lecturas de hoy se centra en nuestra vocación y misión personal de evangelizar el mundo para la salvación.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por tanto, ¿cómo podemos convertirnos en discípulos dinámicos, testigos y apóstoles evangelizadores del reino de Dios en nuestras vidas, siguiendo a Jesucristo, imitándolo y reflejándolo, irradiando su amor, misericordia, perdón y humilde servicio para cumplir nuestra vocación y misión de evangelizar el mundo?
Deseando a todos una semana bendita en el Señor.