“Pero Abraham le contestó: 'Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos." (Lucas 16:25)
El tema principal de este 26º Domingo del Tiempo Ordinario año C se centra en la advertencia de Dios sobre los pecados de la autocomplacencia, el egoísmo y el uso derrochador del dinero sin compartirlo con los pobres y necesitados que nos hará terminar en el eterno castigo. En otras palabras, nuestra relación de alianza con Dios (por ejemplo, los Diez Mandamientos y los Mandamientos del Señor) nos anima a amar a Dios sobre todas las cosas y a cuidarnos unos a otros con dignidad, respeto, compasión y misericordia como hijos o hijas amados de Dios, hermanos o hermanas de Cristo.
Las enseñanzas de Jesucristo y todos los mensajes de la Biblia enfatizan la importancia de demostrar nuestro amor a Dios sobre todo amando y cuidando a nuestros hermanos y hermanas en necesidad. Si no cumplimos con esta obligación del pacto, seremos excluidos del reino de los cielos como el hombre rico en la lectura del Evangelio de hoy, terminó en el infierno para sufrir el fuego de la condenación eterna.
Amando a Dios sobre todo y al prójimo como a nosotros mismos participando de las obras de misericordia, nos alejaremos de la autocomplacencia (gratificación excesiva o desenfrenada de los propios apetitos, deseos o caprichos), el egoísmo (preocupación excesiva o exclusiva de uno mismo en desprecio por los demás) y arrogancia (una actitud de superioridad que se manifiesta de manera prepotente o en afirmaciones o suposiciones presuntuosas). Dios nunca es autocomplaciente, egoísta o arrogante. Al contrario, Él es siempre amoroso, compasivo y misericordioso. Por tanto, Cristo Jesús quiere que imitemos a Dios y seamos perfectos como Dios es perfecto.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a evitar los pecados de la autocomplacencia, el egoísmo y la arrogancia, pero a ejercer nuestra corresponsabilidad cristiana, a usar nuestro tiempo, tesoro y talentos para amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos haciendo las obras de misericordia, para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas para glorificar a Dios.
¿Cómo podemos compartir nuestras bendiciones de Tesoro, Tiempo, Talento con los necesitados para construir nuestra parroquia de San Clemente?