“El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo" (Mateo 22:2).
El tema principal de este 28 domingo del Tiempo Ordinario se centra en la gracia, la generosidad, el amor y la hospitalidad sobreabundantes de Dios que quiere compartirlos con nosotros a través de la imagen de la celebración de un banquete de bodas. Dios nos ama a nosotros, Su Pueblo Elegido. Él nos cuida constantemente, proporcionándonos abundante alimento para satisfacer toda nuestra hambre y sed, y para sostenernos en nuestra vida. Dios nos invita al gozo eterno de su banquete celestial, pero nos advierte que debemos estar preparados para eso vistiendo constantemente el traje de bodas, lo que significa permanecer constantemente en estado de gracia con Dios.
Gracia significa favor, la ayuda gratuita e inmerecida que Dios nos brinda para responder a su llamado, para convertirnos en hijos adoptivos de Dios, y partícipes de la naturaleza divina y de la vida eterna. La gracia nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria de Dios.
Por nuestro bautismo por la gracia de Dios, participamos de la gracia de Cristo, Cabeza de su Cuerpo. Y nosotros, como hijos adoptivos de Dios, podemos en adelante llamar a Dios "Padre nuestro", en unión con su Hijo unigénito, y recibir la vida del Espíritu, que nos infunde caridad y nos forma para llegar a ser la Iglesia, el cuerpo. de Cristo. En otras palabras, la gracia de Cristo es el regalo gratuito que Dios nos hace de su propia vida, infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma a través del bautismo para sanar nuestra alma del pecado.
La gracia de Cristo es fuente de trabajo, para divinizarnos y santificarnos. Por lo tanto, si alguno está en Cristo por el sacramento del bautismo, es una nueva creación de Dios, el cual, por medio de Cristo, nos reconcilió consigo mismo (CCC #1996, 1997, 1999).
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) CONDUCEN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a apreciar, aceptar y mantener la gracia de Dios, a seguir a Jesucristo más de cerca, a arrepentirnos de nuestros pecados, a ejercer nuestra mayordomía cristiana, a usar nuestro tiempo, tesoro y talentos para amar a Dios sobre todo y amar a nuestro prójimo. como nosotros mismos, participando en las obras de misericordia, para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas para glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a apreciar la gracia de Dios, a asistir y participar en el banquete eucarístico con la preparación adecuada, a mantener siempre en estado de gracia nuestro traje nupcial de santidad y justicia?