“Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?" (Lucas 17:17-18).
El tema principal de este 28 domingo del tiempo ordinario se centra en la expresión de gratitud que Dios desea y espera de nosotros por las muchas bendiciones que hemos recibido de Él. Dios ciertamente siente la tristeza y la ira de nuestra ingratitud por dar las cosas por sentadas, ingratas por todo lo que Él ha hecho por nosotros.
Gratitud proviene de la palabra latina “gratus”, que significa “agradable” o “agradecido”. Es una apreciación por parte de un destinatario de la bondad, los obsequios, la ayuda, los favores u otra forma de generosidad de otra persona hacia el dador de dichos obsequios. La gratitud es una parte esencial de nuestro culto cristiano y de todos los aspectos de nuestra vida porque todo lo bueno proviene de Dios, la fuente de todas las bendiciones.
La Biblia está llena de la idea de la gratitud. Por ejemplo: Salmo 30:13 "Oh Señor Dios mío, te daré gracias por siempre", y Salmo 9:2 "Daré gracias al Señor con todo mi corazón". Por lo tanto, la gratitud es la actitud cristiana básica y el corazón del Evangelio. San Pablo dice: “Dad gracias en todas las circunstancias; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18).
La gratitud es una virtud que moldea no solo nuestras emociones y pensamientos, sino también nuestras acciones y hechos. Es una de las formas más precisas de encontrar la presencia de Dios en la vida de una persona. Es tan necesario en nuestro discipulado y espiritualidad cristiana que la máxima expresión de nuestra liturgia o adoración cristiana se llame “Eucaristía” (del griego εὐχαριστία “eucharistia”), que significa “acción de gracias” o “dar gracias”. Por lo tanto, debemos reconocer los dones de la gracia de Dios en todas las áreas de nuestras vidas y siempre demostrar o expresar nuestra más sincera gratitud a Dios.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a expresar nuestra gratitud a nuestro Dios y a ejercer nuestra corresponsabilidad cristiana, a usar nuestro tiempo, tesoro y talentos para amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos participando en las obras de misericordia, para cumplir la voluntad de Dios en nuestra vida para glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a expresar nuestra más sincera gratitud a nuestro Dios amoroso, compasivo y misericordioso mediante la celebración de la “Santa Eucaristía”, “dando gracias” a Dios?