“Como un joven se desposa con una doncella, se desposará contigo tu hacedor; como el esposo se alegra con la esposa, así se alegrará tu Dios contigo.” (Isaías 62:5).
El tema principal de este segundo domingo del tiempo ordinario se centra en uno de los sacramentos del servicio, que es el sacramento del santo matrimonio, al comenzar nuestros ministerios diarios en el tiempo ordinario. Por incomprensión e ignorancia, el matrimonio ha pasado de ser un sacramento bendecido y querido por Dios a un mero contrato civil, a una convención social, a una conveniencia personal. Como resultado, la tasa de divorcio es alta en la sociedad actual.
Muchas personas no logran comprender la esencia y la razón del matrimonio. La Iglesia enseña que la esencia de un verdadero matrimonio se basa en el amor, un amor verdadero que refleja el amor derramado de Dios, pero nunca en nuestra lujuria egoísta.
La Biblia nos dice que Dios es amor. Todos estamos hechos “a imagen y semejanza” de Dios, y de ese amor divino. Una de las expresiones de nuestro amor es el matrimonio. En Génesis, Adán le dice a Eva: “Ésta, al fin, es hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada 'mujer', porque del hombre ésta ha sido tomada.”
Jesús también lo repite y dice: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún ser humano debe separarlo”. Por lo tanto, el matrimonio es una institución divina y antigua, santificada por Cristo y es uno de los 7 sacramentos de la Iglesia.
La Biblia comienza con una boda, la de Adán y Eva en el Jardín, y termina con otra boda, las bodas del Cordero. Y a lo largo de la Biblia, el matrimonio es el símbolo de la relación de alianza entre Dios y Su pueblo escogido. La Biblia describe a Dios como el novio fiel y al pueblo escogido de Dios, la Iglesia, como Su novia amada. Su verdadero amor debería durar para siempre.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SERVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. Los temas de hoy nos invitan a servir a Dios y a los demás en el sacramento del Santo Matrimonio y en nuestra familia ya sea núcleo o familias extensas.
¿Cómo podemos invitar a Jesucristo a enriquecer nuestra vida familiar?