“Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven." (Lucas 20:38).
El tema principal de este 32º Domingo del Tiempo Ordinario se centra en la realidad de nuestra vida después de la muerte, lo que implica la relación entre nuestra vida presente en este mundo y la posibilidad de una vida futura de gloria en el cielo o de castigo y sufrimiento en el infierno. En otras palabras, se trata de la resurrección de los muertos que algunas personas no creen en ella o la rechazan.
Sin embargo, la “resurrección” de los muertos es la base central de nuestra fe cristiana, el dogma indiscutible y la esencia de nuestra fe, nuestra confianza en Dios y Señor y Salvador Cristo Jesús, sin la cual no seremos auténticos “cristianos”.
La resurrección o anastasis es el concepto de volver a la vida después de la muerte, una creencia escatológica estándar en las religiones abrahámicas. Como concepto religioso, se usa en dos aspectos distintos: (1) de todas las almas juntas resucitadas como se explica en la escatología cristiana, o (2) de una resurrección individual singular de los muertos al final del mundo. Además, continúa el debate sobre la resurrección, ya sea (1) una resurrección espiritual con un cuerpo espiritual al Cielo, o (2) una resurrección material con un cuerpo humano restaurado. Mientras que la mayoría de los cristianos creen que la resurrección de Jesús de entre los muertos y la ascensión al cielo fue en un cuerpo material, algunos creen que fue espiritual.
San Pablo escribe específicamente sobre la “resurrección de los muertos” en el capítulo 15 de su primera carta a los Corintios y explica que la negación de la resurrección implica inconsistencias lógicas, que si no hay resurrección, entonces no ha tenido lugar ni siquiera en el caso de Cristo. Por tanto, el perdón de los pecados y nuestra salvación sería una ilusión.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a creer en la resurrección de los muertos, a arrepentirnos de nuestros pecados, a ejercer nuestra corresponsabilidad cristiana, a usar nuestro tiempo, tesoro y talentos para amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, participando en las obras de misericordia, para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas para glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a vivir como personas de la resurrección?