En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.” (Juan 10:27)
El tema principal de este cuarto domingo de Pascua se centra en la función del Señor como nuestro Verdadero Buen Pastor que nos guía a su rebaño a la seguridad y felicidad de la Tierra Prometida. El cuarto domingo de Pascua se conoce como el “Domingo del Buen Pastor” y el “Día Mundial de Oración por las Vocaciones” porque la lectura del Evangelio enfatiza a Jesucristo como nuestro Verdadero Buen Pastor.
Con cierta fe y verdadera convicción en la resurrección de Cristo, estamos invitados a llevar a otros a la misma fe y también a vivir y seguir los pasos de Jesús para construir el Reino de Dios. Por eso, las lecturas de hoy nos invitan a reflexionar sobre nuestra vocación cristiana de ser buenos líderes y seguidores, pastores y ovejas, para caminar cada vez más cerca de nuestro verdadero Pastor, Señor y Salvador, Jesucristo, para desarrollar una relación personal más profunda y una mayor colaboración con Él y compartir el testimonio de nuestra fe y experiencias con otros para construir el reino de Dios en nuestras vidas.
A menudo escuchamos el término “pastor” cuyo trabajo es guiar, alimentar, nutrir, consolar, corregir, proteger y servir a su rebaño. Sin embargo, estas tareas son también responsabilidades de todo discípulo cristiano, no sólo de los líderes, porque nuestro discipulado cristiano exige o requiere de todos nosotros una deliberación diaria, una determinación y una disposición constantemente renovada para afirmar el Señorío de Jesús en nuestro estilo de vida cristiano, y enseñar o compartir este estilo de vida cristiano con otros.
Estamos llamados a “guiar” a otros y a “seguir” al Señor, pero en última instancia, nuestro verdadero líder es Jesucristo, un pastor amoroso que nos llama a alejarnos del pecado y del egocentrismo hacia Dios y a estar unidos con él con Dios y uno con el otro. Si verdaderamente escuchamos a Jesucristo, escucharemos su voz en la quietud de nuestros momentos de oración, y también en los gritos de los pobres y necesitados. Al final tendremos la Vida Eterna que el Señor nos prometió. Seremos testigos de su camino de verdad y ayudaremos a otros a encontrar la verdadera satisfacción en su vida con amor, humildad, compasión, misericordia, justicia y paz.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a ser buenas ovejas para seguir a nuestro Verdadero Buen Pastor y a ser buenos pastores para los demás.
¿Cómo podemos llegar a ser Buenos Pastores, siendo buenos padres, maestros, médicos, enfermeros, profesionales, funcionarios públicos… y buenas ovejas, contribuyendo, cooperando en tantas actividades para expandir el reino de Dios en nuestras vidas?