Jesús dijo: “El Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.” (Juan 14:26)
El tema principal de este sexto domingo de Pascua se centra en la importancia del Espíritu Santo en nuestro discipulado cristiano y en la vida diaria mientras nos preparamos para la venida del Espíritu Santo el domingo de Pentecostés en 2 semanas.
Nuestro credo afirma el misterio del Dios Triuno, uno en tres “personas”: el Padre que crea el universo, el Hijo que redime al mundo y el Espíritu Santo que santifica todo. El Espíritu Santo es el primero que despierta en nosotros la fe y nos comunica la vida nueva en Cristo, que es "conocer al Padre y a quien él ha enviado, Jesucristo". Aunque el Espíritu Santo es la última de las personas de la Trinidad Divina en ser revelada, está trabajando con el Padre y el Hijo desde el principio hasta la finalización del plan para nuestra salvación.
San Pablo nos enseña que somos templos del Espíritu Santo, lo que significa que la presencia permanente o morada de Dios está en Su Iglesia y en cada uno de nosotros. Por lo tanto, el Espíritu Santo nos anima a vivir una vida santa y a comportarnos correctamente como hijos adoptivos de Dios, santos, dignos, sin mancha ante Dios.
Nuestro Señor Jesucristo nos promete la venida del Espíritu Santo, quien continuamente nos enseñará, guiará, consolará, sostendrá, desafiará, corregirá y recordará todo lo que Él nos ha enseñado. Debido a que la venida del Espíritu Santo es un regalo de la gracia de Dios a través de Cristo, debemos estar felices de que nuestro Señor y Salvador pronto nos dejará para que podamos recibir la presencia permanente del Espíritu Santo y regresará más tarde para estar con nosotros hasta el fin del mundo.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a apreciar y prepararnos para la venida del Espíritu Santo para renovar el mundo y glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a reconocer la presencia permanente del Espíritu Santo dentro de nosotros para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas?