"De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón". (Lucas 24:34)
El tema principal de este tercer domingo de Pascua continúa centrándose en la verdad sobre la resurrección de Jesucristo y el impacto de esta realidad en nuestras vidas. Todas nuestras lecturas de hoy nos animan a tener fe en el Señor Resucitado, confiando en que Dios todopoderoso ha levantado de la muerte a su Hijo unigénito Jesucristo y le ha dado la gloria de la resurrección, para que un día, por su infinita compasión y misericordia, podamos también poder participar de la gloria de la resurrección. Las lecturas también tienen el tema común alentador de que pase lo que pase en nuestras vidas, el Señor Resucitado siempre está con nosotros porque Dios siempre está cerca de aquellos que lo buscan, que viven en la presencia de Dios, cumpliendo Su santa voluntad.
Inicialmente, después de la muerte de Jesús, los discípulos estaban perdidos y vivían con miedo. Fue solo a través de su experiencia del Señor resucitado por la revelación de Dios que comenzaron a comprender el evento de Jesús como una obra de Dios que cambió para siempre el curso de la historia humana. Dios envió a Jesús de acuerdo con Su plan y propósito establecidos, que, a través de Su pasión, muerte y resurrección, Dios obró milagros, señales y prodigios en medio de nosotros, como lo testifican las Sagradas Escrituras.
Toda nuestra fe, esperanza y caridad como cristianos se centran en el misterio del Señor Resucitado, que no se limita a un acontecimiento pasado; ni queda relegado únicamente a un momento futuro en el que también nosotros seremos resucitados por Dios. Más bien, las apariciones de la resurrección de Jesús representan el entendimiento de la Iglesia con respecto a la presencia permanente de Cristo con nosotros ahora. La presencia permanente de Jesús en el don del Espíritu Santo nos enseñará, nos recordará sus palabras y obras, nos guiará a la verdad y estará siempre con nosotros.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a reconocer y aceptar la realidad del Señor Resucitado y su impacto en nuestras vidas, a imitarlo y seguirlo más de cerca, a arrepentirnos de nuestros pecados, a ejercer nuestra corresponsabilidad cristiana, a usar nuestro tiempo, tesoro y talentos para amar a Dios sobre todo y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, participando en las obras de misericordia, cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas y glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a reconocer la presencia del Señor Resucitado, a menudo en nuestras experiencias ordinarias y decepcionantes de nuestras vidas que afirman la presencia eterna, el amor, la misericordia, la asistencia y la paz de Dios?
Deseando a todos una muy feliz y bendecida temporada de Pascua.