"Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.". (Juan 20:8-9)
El tema principal de este Domingo de Resurrección se centra en la Resurrección triunfante de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien venció el pecado y la muerte, y nos obtuvo la gloria de la Vida Eterna.
La Pascua es la fiesta más grande e importante en la celebración litúrgica de la Iglesia por varias razones: (1) Celebra la resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que es la base de nuestra fe cristiana. (2) Es el mayor milagro y el tema central del “kerygma” o predicación de los apóstoles. (3) Es la garantía de nuestra propia resurrección para los que creen en Él. (4) Es una fiesta que nos da esperanza y aliento para confiar en la divina justicia y misericordia de Dios que el bien vencerá al mal para siempre. (5) Da sentido a nuestra fe, a la oración comunitaria, a nuestra lucha contra la tentación, y nos da la libertad y valentía para trabajar por el reino de Dios.
A través de la muerte y resurrección de Jesucristo, quien es el puente que conecta a los creyentes con Dios, nosotros, los cristianos, estamos celebrando nuestro paso seguro a una patria aún más maravillosa, el paraíso celestial. Jesucristo es el puente por el cual podemos cruzar el abismo del pecado al perdón, de la esclavitud a la libertad, de la oscuridad a la luz, del egoísmo a Dios, de la tristeza al gozo, del odio al amor y de la muerte a la vida.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a celebrar la resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, a imitarlo y seguirlo más de cerca, a arrepentirnos de nuestros pecados, a ejercer nuestra mayordomía cristiana, a usar nuestro tiempo, tesoro y talentos para amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, participando en las obras de misericordia, cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas y glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a vivir vidas de personas resucitadas, no para estar sepultados en la tumba de nuestros pecados, sino para vivir una vida gozosa y pacífica con el Señor resucitado en todos los eventos de nuestras vidas?
Deseando a todos una muy feliz y bendecida temporada de Pascua.