“La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes” (2 Corintios 13:13).
El tema principal de esta Solemnidad de la Santísima Trinidad se centra en el misterio del Dios trino, que es un Dios en tres “personas” distintas. Este misterio es una de las doctrinas más difíciles de explicar, comprensible sólo con el corazón, pero no con la cabeza. Creemos en este misterio divino porque Jesucristo lo enseñó, los evangelistas lo registraron, los Padres de la Iglesia trataron de explicarlo y los Concilios de Nicea y Constantinopla lo definieron como dogma de la fe cristiana.
San Patricio, el santo patrón misionero de Irlanda, usa un trébol para explicarlo. San Cirilo, el maestro de los eslavos, usa el sol como ejemplo para explicarlo. Él dice: "Dios Padre es ese sol resplandeciente. Dios Hijo es su luz, y Dios Espíritu Santo es su calor, pero solo hay un sol, un Dios. San Juan María Vianney usa velas encendidas y rosas en el altar y agua en las vinagreras para explicarlo. Él dijo: "La llama tiene color, calor y forma. Pero estas son expresiones de una llama. De manera similar, la rosa tiene color, fragancia y forma. Pero estas son expresiones de una sola rosa. El agua, el vapor y el hielo son tres expresiones distintas de una misma realidad. De la misma manera, Dios se nos revela como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo". San Agustín utiliza el amor para explicar este misterio, según él, Dios Padre es el “amante”, Dios Hijo es el “amado” y Dios Espíritu Santo es la “personificación del acto mismo de amar”. Esto significa que podemos comprender algo del Misterio de la Santísima Trinidad más fácilmente con nuestro corazón que con nuestra débil mente.
Dios no quiere que tengamos una relación de Transacción sino de Transformación. Por lo tanto, los discípulos cristianos dinámicos son aquellos que (1) CREEN, (2) CRECEN, (3) SIRVEN, (4) AMAN y (5) GUIAN a otros a Jesús. El tema de hoy nos invita a aceptar el misterio divino de la Santísima Trinidad, a imitar la naturaleza comunitaria de nuestro Dios uno y trino, a seguir más de cerca a Jesucristo, a arrepentirnos de nuestros pecados, a ejercer nuestra corresponsabilidad cristiana, a usar nuestro tiempo, tesoro, y talentos para amar a Dios sobre todo y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, participando en las obras de misericordia, cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas y glorificar a Dios.
¿Cómo podemos ayudarnos a reconocer la morada de la Santísima Trinidad en nosotros y practicar la relación trinitaria y comunitaria de amor y unidad bajo el misterio del Dios uno y trino?